En efecto, en el camino encontramos dificultades, pero aprendimos de ellas y las superamos con creces. Desde los primeros días de la emergencia, en correspondencia con los lineamientos de la administración general, la comunidad académica, administrativa y de servicio del Centro Universitario, pusimos “manos a la obra” y emprendimos acciones orientadas hacia: a) la impartición de clases a distancia utilizando diferentes plataformas educativas y de comunicación de manera sincrónica y asincrónica para no dejar de aprender; b) la atención especial a grupos vulnerables o de riesgo para cuidar de su salud y condiciones socio-económicas, y c) la implementación de guardias laborales para continuar con la prestación servicios educativos esenciales.

En nuestro Centro existe plena conciencia de que la Universidad es un espacio importante para las y los alumnos, pero, particularmente para aquellos que se encuentran en alguna circunstancia de vulnerabilidad. Así, en todas y en cada una de las acciones que realizamos durante este periodo, como se constata más adelante, velamos prioritariamente por la integridad de las y los estudiantes y de sus familiares, de las y los profesores, investigadores y del personal administrativo.

De esta manera, en abril de 2020 pusimos en marcha el Plan Emergente para el Desarrollo Académico del CUCEA ante la contingencia COVID-19, conocido como Plan CUCEA COVID-19, con el fin de “priorizar la salud y el bienestar de la comunidad CUCEA durante la emergencia sanitaria e integrar de manera estratégica diversas acciones que permitieran cumplir con las funciones sustantivas del Centro Universitario…”. Sus acciones se organizaron en torno a la docencia y aprendizaje; investigación y posgrado; vinculación; extensión y difusión; internacionalización, y gestión y gobierno.

El Ecosistema Smart Campus, proyecto transversal que desde 2019 ha delineado la innovación en nuestro Centro con sustentabilidad, con responsabilidad social y con énfasis en la reducción de brechas de desigualdad, fue el principal motor para transitar hacia la educación a distancia, virtual y posteriormente, híbrida. Gracias a su concepción e implementación, y por supuesto gracias a todos los que lo hacen posible, estamos desarrollando en nuestros estudiantes capacidades de aprendizaje activo, que si bien estaban contempladas para responder al impacto de la Sociedad 4.0, han sido necesarias para hacer frente a la incertidumbre y para que pudieran adaptarse a los nuevos procesos de enseñanza-aprendizaje durante estos semestres.

El tránsito hacia un modelo en línea no fue sencillo. Pero nuestras y nuestros docentes mostraron su gran compromiso y talento para crear verdaderos ambientes de aprendizaje para que cada uno de sus estudiantes recibieran los conocimientos, las habilidades y las competencias que su formación profesional y persona requieren, preservando la máxima calidad de nuestros programas educativos.

Cada uno de nuestros alumnos y alumnas, por su parte, realizó esfuerzos sobresalientes, de gran voluntad, de máximo interés y de inagotable proactividad para continuar con sus procesos formativos. Como universidad pública que somos, estamos conscientes de que las condiciones contextuales y los trayectos de vida son diferenciados en cada de nuestros miembros y, muchas veces, poco favorables para el aprendizaje en casa. Sin embargo, como se detalla en este informe, gracias a la solidaridad de la comunidad universitaria se han derribado barreras y se han superado desafíos en pro de la formación universitaria.

Cabe reconocer el desempeño de nuestros investigadores, quienes pese a las restricciones de acceso a laboratorios y centros de investigación, continuaron con sus labores, logrando contribuir con la producción científica, la generación y transferencia del conocimiento. Muestra de ello es la creación de la Plataforma de Economía Jalisco la cual se desarrolla en el presente informe.